jueves, 13 de enero de 2011

Sobre premios individuales y ridículos colectivos. Imagen lamentable del Atlético frente al Hércules.


Ayer Messi se llevó el Balón de Oro. Mejor para él. En el fútbol lo que importa son las victorias en el campo; cualquier jugador preferiría ganar una Champions, un Mundial o una Eurocopa antes que un Balón de Oro. Forlán fue el MVP de este último mundial -por cierto, ¿por qué él no estaba en el once ideal elaborado por la FIFA?- y seguro que valora más el cuarto puesto logrado por su selección o la Europa League conseguida con su club. O eso quiero creer yo.


Ayer también, el Atlético hizo un ridículo espantoso en el Rico Pérez que ni Messi -ni Forlán de inicio- hubiera evitado. El Hércules, con buen juego y tremenda efectividad, pasó por encima de un equipo demasiadas veces indigno de ser el tercer club más importante de la auto-denominada mejor liga del mundo. Resultado final 4 a 1. Al descanso ya habían marcado Tote, Valdez, Thomert y Trezeguet para el conjunto alicantino. En el 89’ Reyes marcaba para los visitantes. Poco después, Quique Sánchez Flores pedía disculpas por la "grosera" imagen de su equipo.

A muchos les dolerá especialmente que fuera el peor partido de la línea defensiva de la temporada justo el día en que se caía del once Perea. Menos mal que no jugó, porque entonces las críticas se dirigirían casi en exclusiva al colombiano, evitando así preguntarse cómo y porqué ha perdido el Atlético de esta manera. Domínguez y De Gea, héroes de la afición, y Filipe Luis y Godín, fichajes estrella, fallaron estrepitosamente. En realidad, todo falló. Y el problema es que el Atlético no tiene, ahora mismo, categoría para controlar los partidos. El equipo se agazapa y espera a que el rival se equivoque o a que Agüero cree una oportunidad de la nada o de una jugada de Reyes. Es lógico entonces que, cuando la defensa falle y el rival juegue bien, la capacidad de reacción de los rojiblancos sea bastante limitada.


La única lectura positiva que podría hacer el hincha colchonero es que, de cara al próximo y esperado choque copero, el Real Madrid puede confiarse en exceso ante un equipo que demasiadas veces parece mediocre pero que tiene jugadores capaces ellos solos de resolver encuentros.

Y a todo esto, los papeles de Elías sin llegar, el fichaje de Juanfran sin cerrarse... Por cierto, Gil Marín fue elegido hace pocos días mejor gestor del año. Pues eso, que de premios y reconocimientos fuera de los terrenos de juego mejor no hablamos (por lo menos Messi sí es el mejor jugador del mundo, aunque a muchos no nos parezca acertado premiarle por esta última temporada antes que a Iniesta o a Xavi).

No hay comentarios:

Publicar un comentario