sábado, 9 de abril de 2011

Ilusiones a las puertas de Europa

Sí, ilusiones a las puertas de Europa. Porque el Atlético de Madrid es, justo antes de que comience la trigésimo primera jornada de esta temporada 2010/2011, octavo, y de terminar en esa posición el presente curso no tendría opciones de jugar ninguna competición europea la próxima temporada. Es cierto que la pelea por la Europa League, a la que podría tener acceso el séptimo clasificado (gracias a esa final de Copa entre Real Madrid y Barça), se libra en un estrecho margen de tres puntos (cuatro para el Atlético, debido a que es el que peor saldo tiene en sus enfrentamientos particulares, a falta de la visita a Cornellá-El Prat el fin de semana que viene) para cuatro aspirantes y alguno más que quiera sumarse a la fiesta. Es cierto también que el Espanyol va en caída libre, que de aquí en adelante el calendario es más amable para los rojiblancos y que los que están por debajo de los madrileños en la tabla parecen conformarse con la permanencia, según ha transcurrido la Liga.

Pero esto son sólo impresiones, pareceres, ideas vagas que -incomprensiblemente- invitan a empaparse del optimismo más exacerbado a algunos hinchas. Es más, el propio Enrique Cerezo ha llegado a hablar de conseguir los 24 puntos de los 24 posibles. Quizás convendría recordar dos cosas:
  • Una, que de esos 24 puntos disputados en la primera vuelta contra los rivales que ahora esperan, el Atleti consiguió 13 puntos (4 victorias, 1 empate y 3 derrotas). Un poco lejos de esos 24 puntos por los que suspiramos.
  • Dos, que muchos de esos puntos hay que jugárselos contra equipos que van a estar luchando por no descender. En mi opinión, casi es preferible jugar contra el Barça o el Madrid con la liga decidida que contra el Málaga, el Deportivo o el Hércules (que ya goleó a los rojiblancos) en dura pugna por salvarse. 

Por favor, paciencia, sensatez.
Mi intención no es molestar a nadie, no quiero ser un cenizo. Simplemente estoy cansado de leer, ver y oír cómo se juega con las ilusiones de los aficionados, cómo unos nos venden humo y cómo nosotros tragamos felizmente. El fracaso estrepitoso de la temporada, a estas alturas, o no tiene arreglo o tiene un arreglo complicado (milagro se llama). Y ya se está despistando el personal con debates sobre posibles fichajes y posibles entrenadores para la próxima campaña. Claro, de algo hay que hablar. Pero a lo mejor deberíamos hablar de que el problema del Atleti en estos últimos años pocas veces ha sido el que preparaba las alineaciones. Por el contrario, en más de una ocasión, éste se ha convertido en la solución in(des)esperada a la que se ha aferrado el club, con, por ejemplo, magníficos y sorprendentes resultados hace menos de un año. El entrenador y el equipo que nos devolvieron la ilusión han sido enterrados hace meses. Quique Sánchez Flores no va a continuar y a la plantilla se la sitúo desde el comienzo de la temporada en primera línea de fuego en una guerra en la que nadie quería estar -nadie sabía a ciencia cierta los soldados que caerían ni si los refuerzos llegarían a tiempo-.
Por esto y por más cosas de sobra conocidas, tiene sentido y me parece bien que se convoquen manifestaciones como la de mañana antes del partido contra la Real Sociedad. A las 17:00, en la plaza de Marqués de Vadillo, la oposición a Gil Marín y Cerezo se concentrará para demostrar su fuerza en lo que constituye una prueba de fuego. Desde luego, se esperaban más movimientos y hechos concretos por parte de la plataforma de Atléticos por el Cambio en los últimos meses, en los que se publicó alguna sentencia judicial que puede ser importante de cara al futuro. También cabe destacar que la asociación Señales de Humo recibió un serio varapalo por parte de los abogados de Cremades & Calvo Sotelo, que prepararon, a petición de ASdH, un informe muy duro con la gestión de Gil Marín para luego retractarse en favor de éste (un tema turbio que debería haber tenido más relevancia).  


En cualquier caso, habrá que esperar para constatar la magnitud real del acto, su incidencia y repercusión. En mi opinión, la afición responderá de forma más contundente de lo que la actual directiva espera, pero aún así creo que no será suficiente. Aquí, los motivos que invitan al optimismo son mucho más débiles que los que he criticado al comienzo del texto en el plano deportivo.


Sensatez, calma. 
Evitemos subir tan alto impulsados por nuestras ilusiones que al caer tengamos tiempo de  sobra para pensar en qué nos confundimos. Y lo digo por todo, aunque quizás esta actitud sea inherente a nosotros, los indios de la ribera del Manzanares (todavía). Afición de grandes alegrías y grandes decepciones, de ciegas esperanzas y vacías razones. Un día condenamos y crucificamos a uno de nuestros jugadores y al siguiente le ensalzamos y convertimos en imprescindible. Habrá quien crea que me estoy refiriendo a Reyes (que, por otra parte, se ha convertido él solito en imprescindible a base de entrega y clase). Algunos se habrán acordado de Jurado. Otros de Forlán. O de Simao. Va en gustos, pero a quien me refiero hoy es a Diego Costa, que se destapó el pasado fin de semana ante el Osasuna con tres goles perfectos en su definición. Lástima que ahora, que ha abierto los ojos a más de uno, esté casi confirmada su marcha la temporada que viene. O puede que esto sea lo más conveniente para él, porque después del partido de mañana, si juega y no marca, serán muchos los que vuelvan a la carga contra el joven delantero brasileño de veintidós años que, sin embargo, es ya casi un veterano de nuestro fútbol.


Calma, paciencia.
Pues eso, que somos una afición de contrastes, con tendencia a las poses esquizofrénicas y que nunca se baja de la montaña rusa en la que vive, aunque ésta no aguante más su peso. Como el equipo, que antes de que dé comienzo la trigésimo primera jornada de la temporada está fuera de Europa, con parte de la afición soñando con la Champions y con otra parte dejándose la piel para que Gil Marín y Cerezo se vayan. Por supuesto, con curiosas mezclas, abundantes matices y tonos grises en tierra de nadie, entre unos y otros. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario